A menudo, suele decirse que cada uno de nosotros experimentamos los colores de modo diferente. Seguro que te ha ocurrido en alguna ocasión: ir con tu pareja de compras y, a la hora de elegir el color de una camisa, discutir entre vosotros sobre si es “verde botella” o “azul cobalto”. ¿Percibimos las personas lo colores de modo diferente?
Pero demos ahora una vuelta de tuerca. Puede que tú mismo seas un tetracrómata y no lo sepas. ¿Qué significa esta extraña palabra? Los tetracrómatas, perciben su realidad con mayor intensidad, con más colores y más experiencias visuales que el resto. Ellos, pueden ver colores “aparentemente invisibles” para todos nosotros.
Te invitamos a saber más.
Un mundo con más colores y experiencias
Hace poco, la BBC realizó una investigación sobre el tetracromatismo. Habló del caso de una mujer, de Concetta Antico. Esta profesora de arte llevó un día de excursión a sus alumnos a un parque. Quería enseñarles la viveza de los colores en ese escenario tan especial para ella. Les indicó que miraran el tono rosado con el que relucía el agua del estanque. El ribeteado rojizo de las hojas de los árboles… Pero sus alumnos, sencillamente, no veían nada de eso. Fue entonces cuando se dio cuenta de que ella, era capaz de captar un mundo invisible para el resto de las personas. Concetta Antico era tetracrómata.
Entonces, ¿qué tenía de especial Concetta? ¿Qué particularidad poseen los tetracrómatas? Para comprenderlo, hemos de recordar que casi todos nosotros poseemos tres tipos de conos, es decir, tres tipos de células sensibles a la luz situadas en la retina. Su función, es la de responder a la luz, y cada uno de ellos lo hace en un ancho de banda diferente.
Cuando vemos un amanecer, o esa caja de bombones que tienes delante, los colores que percibas dependerán de la combinación de todas esas señales. Es por ello, que cada uno de nosotros podemos tener mayor o menor sensibilidad a determinados estímulos y ver los colores de un modo diferente a nuestros amigos, por ejemplo. Las personas daltónicas, por su parte, suelen tener algún problema con uno de estos tres conos, de ahí su reducida sensibilidad a la hora de captar ciertas longitudes de onda, y sus dificultades para diferenciar, por ejemplo, el rojo del verde.
Pero, ¿y los tetracrómatas? Ellos disponen de un cono más. De ahí “tetra” (cuatro). Es una pequeña mutación en un gen que hace que la retina se desarrolle de modo diferente, “gestando”, por así decirlo, un cono de más, regalando entonces a la persona una maravillosa ventana visual desde donde ver el mundo con mucha más riqueza e intensidad. Lo curioso es que no se dará cuenta, hasta que la casualidad le haga ver que el resto de personas no aprecian esos detalles visuales, que para ellos son normales. Es más, según los científicos, los tetracrómatas pueden tener un centenar de variantes diferentes para cada color percibido. Maravilloso, ¿verdad?
Y aún hay más, según nos dicen los expertos, son las mujeres quienes más suelen disponer de esta facultad tan especial. Se estima que casi el 12% de las mujeres disponen de 4 conos en sus retinas. Aunque, eso sí, algunas afirman que tanta intensidad cromática, en ocasiones, puede ser agotadora. Entrar a una tienda llena de frutas y verduras puede ser algo caótico, los colores son demasiado intensos, nerviosos, asfixiantes…
Algo curioso para el resto de personas que, como la mayoría, sólo disponemos de 3 conos en nuestra retina. .
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